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La microbiota intestinal

Pocas veces somos conscientes de que tenemos una comunidad de microorganismos (mayoritariamente bacterias) que habitan en diferentes partes de nuestro cuerpo, a las cuales tenemos mucho que agradecer. En este blog nos centraremos en la microbiota intestinal y aclararemos unas cuántas dudas de este extenso y apasionante tema.

¿Cómo la hemos adquirido?

Es una de las primeras dudas que suscita este tema. ¿Nacemos con ella, la adquirimos durante el parto o la vamos incorporando a lo largo de nuestra vida? Pues bien, todas las respuestas son correctas. 

Hay varios factores a tener en cuenta para saber de dónde proviene nuestra microbiota intestinal y de qué depende:

  • El tipo de parto: hay evidencias de que el parto natural influye positivamente en el desarrollo de la microbiota intestinal del neonato, produciendo también beneficios en las funciones inmunitarias.
  • La lactancia materna también influye positivamente su desarrollo, debido al aporte continuo de bacterias.
  • Algunos estudios evidencian que el tracto intestinal del feto también está habitado por algunos microorganismos. 
  • Uno de los mayores grandes cambios que se producen en nuestra microbiota a lo largo del primer año de vida es cuando se introducen alimentos líquidos y sólidos en la dieta.
  • Se sabe que nuestra microbiota madura en los dos primeros años y medio de vida, para luego estabilizarse, asemejándose mucho a la de un adulto desde entonces.

¿Para qué nos sirve?

Estamos continuamente rodeados de anuncios, conversaciones y personas que nos dicen que estas bacterias son beneficiosas para nuestra salud, pero, ¿por qué?.

Lo primero que tenemos que destacar es que aumenta la superficie que tiene nuestro intestino para absorber nutrientes, vitaminas y minerales, promoviendo la renovación de células intestinales y acelerando el tránsito intestinal.

También esta comunidad de microorganismos favorece la maduración de células inmunitarias presentes en nuestro tracto digestivo, permitiendo que, si en alguna ocasión se introduce en nuestro intestino una bacteria patógena, esta no colonice tan fácilmente nuestro intestino provocando diarrea, náuseas o vómitos.

Se ha demostrado también que estas bacterias, presentes tanto en nuestro estómago, como en el intestino delgado y grueso (es en el colon donde hay más presencia), contribuyen a la destrucción de toxinas y carcinógenos.

¿Cómo mantener una microbiota intestinal sana?

  1. Consumir una suficiente cantidad de fibra a través de alimentos de origen vegetal.
  2. Lo segundo, se está asociando que una dieta alta en grasas es capaz de disminuir poblaciones concretas de bacterias beneficiosas en nuestro tracto digestivo y es capaz de incrementar poblaciones microbianas que alteran la barrera intestinal.
  3. Por último, aumentar el consumo de probióticos. Los probióticos son alimentos, generalmente fermentados (también vienen en forma de suplemento alimenticio) con una gran cantidad de bacterias beneficiosas para nuestro intestino.

Alimentos beneficiosos para nuestra microbiota intestinal

  • Alimentos ricos en fibra: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas, etc. También llamados prebióticos. Son de este tipo de alimentos, de esa fracción que no podemos digerir (fibra), de los que se benefician y alimentan estas bacterias.
  • Alimentos ricos en bacterias beneficiosas (probióticos): yogur, kéfir, kombucha, miso, chucrut o kimchi son muy buenos ejemplos.
  • Alimentos con ácidos grasos de cadena corta como por ejemplo el butirato.

Así que, incorpora estos alimentos a tu dieta habitual para mantener tu microbiota sana y fuerte. Para ello, cuentas con multitud de recetas deliciosas en nuestra app que te lo harán aún más fácil. ¿A qué esperas? Suscríbete aquí